Candy Freaks: la dulzura que nació entre risas y se convirtió en familia
En un café universitario, entre apuntes, bromas y sueños de “ser adultos”, nació una de las marcas de dulces más queridas en Chihuahua: Candy Freaks. La idea surgió casi por casualidad cuando Yessica y su amiga Alondra (Alo), que ya pensaban en ahorrar y emprender, decidieron apostar por lo que más les gustaba: los dulces.
“Alo ya tenía experiencia en ese mundo —precios, sabores, gomitas—, y queríamos hacer algo divertido, algo que disfrutáramos nosotras y también los demás. Los dulces eran la opción perfecta”, recuerda Yessica, cofundadora de la marca.
El arranque no fue sencillo. Candy Freaks abrió sus puertas el 14 de febrero de 2020, justo un mes antes de que la pandemia obligara a cerrar prácticamente todo. Pero lejos de rendirse, Yessica y Alo se lanzaron a vender a domicilio. “Al principio daba nervio si la gente iba a animarse a pedir, pero poco a poco fue funcionando”, cuentan.
La llegada de la Tía Clau
Después de la pandemia, la historia de Candy Freaks tomó un giro entrañable: Claudia, la mamá de Yessica, se sumó al proyecto. Mejor conocida por los clientes como la Tía Clau, no solo se convirtió en socia, sino también en parte fundamental de la imagen de la marca.
Con su carisma y cercanía, la Tía Clau ha logrado conectar de manera especial con la comunidad. Hoy en día, su figura representa la calidez y el espíritu familiar que distingue a Candy Freaks.
Una marca con personalidad propia
Más que una tienda de dulces, Candy Freaks se ha convertido en una familia. Su comunidad en redes sociales no solo compra, también propone, celebra y se siente parte de la marca. “Nos encanta cuando alguien habla de Candy Freaks sin saber que es nuestro negocio. Esos comentarios espontáneos son los que más nos motivan”, dice Yessica.
La esencia de la marca es clara: amigable, fresca y alegre. El naranja se convirtió en color insignia, y las redes sociales son la vitrina donde los productos lucen irresistibles. No sorprende que su estrella sean las dulcigomas, esas gomitas picositas que se han ganado el corazón de clientes jóvenes y señoras por igual.
Pero quizá lo más “freak” de Candy Freaks no sea un solo producto, sino la posibilidad de que cada cliente arme su mix personalizado. Una experiencia que convierte cada pedido en algo único.
El futuro que se saborea
El camino apenas comienza. En la mente de sus creadoras está la idea de ver a Candy Freaks en cadenas como Oxxo o incluso en otros países. También sueñan con abrir sucursales y expandir la marca más allá de Chihuahua.
El consejo de Yessica para otros emprendedores es simple pero profundo: “Amen lo que hacen. Van a haber días difíciles en los que vas a querer tirar la toalla, pero si de verdad crees en tu idea, vale la pena seguir. Nadie más va a sacar adelante tu proyecto más que tú. Y también confiar en que hay un Socio en el cielo que siempre está contigo en el camino.”
Una historia hecha de dulzura y comunidad
Lo que comenzó como una idea entre dos amigas en la universidad se transformó en un proyecto familiar que mezcla sabor, cercanía y mucha pasión. Hoy, con la incorporación de la Tía Clau, Candy Freaks no solo vende dulces: regala momentos de alegría, acompaña a su comunidad y demuestra que un buen emprendimiento puede nacer de algo tan simple como compartir risas en un café.


