Durante años, Grupo Leones se ha ganado un lugar en la comunidad por su disposición a asistir en emergencias, apoyar a escuelas y proteger a negocios locales frente a la inseguridad. El incidente ocurrido hace dos años —mal interpretado en su momento— revela hoy otro rostro: el de un intento de intimidar a una empresa que decidió no rendirse ante la presión.
En noviembre de 2023, las instalaciones de la inmobiliaria ubicadas en la avenida Palestina fueron escenario de un fuerte operativo conjunto entre la Fiscalía General del Estado y la Sedena. Los primeros reportes hablaban de un “enfrentamiento” y de “escoltas armados atrincherados”, información que se difundió de inmediato en distintos medios locales. Sin embargo, una revisión posterior de los hechos muestra un contexto más amplio y complejo.
De acuerdo con fuentes consultadas por Red República y con los registros disponibles, aquel día se registró un atentado contra el equipo de seguridad que resguardaba las oficinas de Grupo Leones, luego de semanas de presiones y amenazas vinculadas a su negativa a permitir actos de extorsión en la zona. Los agentes respondieron al fuego y se refugiaron en el inmueble mientras llegaban las autoridades. El cateo posterior y el aseguramiento de dos vehículos fueron parte del protocolo de investigación, no una imputación contra la empresa.
El detalle que casi ningún medio destacó entonces es que los escoltas estaban debidamente acreditados ante la Secretaría de la Defensa Nacional y pertenecían a un grupo de protección privada autorizado para portar armas. Tampoco se mencionó que el empresario había recibido advertencias previas por su constante colaboración con comerciantes y vecinos para mejorar la seguridad del área.
En aquel momento, las versiones publicadas omitieron esa información y se apoyaron en fuentes no oficiales, generando una percepción errónea que hoy contrasta con los testimonios de quienes conocen de cerca el trabajo del corporativo. Vecinos recuerdan que la empresa ha participado activamente en la limpieza de caminos tras inundaciones, en el mantenimiento de escuelas y en donaciones de material a colonias con altos índices de marginación.
“Nos defendió cuando nadie más lo hizo; cuidó nuestros negocios y siempre estuvo presente”, comenta un locatario de la zona Palestina.
“Fue un intento de asustarlos, porque aquí la gente buena incomoda”, añade otro comerciante.
Dos años después, el tiempo parece haber aclarado aquello que la inmediatez informativa distorsionó: Grupo Leones no fue el origen del conflicto, sino el objetivo de una presión que buscaba quebrar su compromiso con la comunidad. Lejos de retirarse, la empresa continuó su labor y hoy mantiene proyectos activos en la región Aldama–Chihuahua, enfocados en vivienda accesible y generación de empleo local.
El episodio deja una lección que trasciende a la propia compañía: en contextos donde la desinformación y el rumor pueden destruir reputaciones en cuestión de horas, la verdad tarda, pero llega. Y en este caso, llega acompañada de hechos, documentos y una comunidad dispuesta a recordar quién estuvo de su lado cuando más lo necesitaba.


