En México, fiscalizar no es solo cobrar: es seleccionar a quién se le permite seguir produciendo. En el norte del país, donde el nearshoring promete un boom industrial, las reglas del SAT operan como freno de mano, no como incentivo.
Según datos del SAT y la Secretaría de Economía, más del 40% de las empresas nuevas en Chihuahua enfrentaron retrasos en devoluciones de IVA durante su primer año. Para negocios que dependen del flujo mensual y operan con márgenes apretados, esto equivale a una sanción indirecta.
La narrativa oficial presume estabilidad, pero el empresariado local opera con auditorías intensivas, criterios interpretativos cambiantes y un entorno donde la informalidad fiscal es menos una elección y más un mecanismo de supervivencia.
Mientras tanto, estados como Nuevo León y Jalisco han generado esquemas de conciliación rápida y asesoría directa para empresas recién constituidas. Chihuahua, sin embargo, mantiene estructuras rígidas que tratan igual a un taller mecánico que a una empresa de manufactura internacional.
En el nuevo orden económico que se configura en torno al nearshoring, quien controle la narrativa fiscal no solo atraerá inversión: gobernará la economía real del norte. Fiscalizar es gobernar. Y Chihuahua no se ha enterado.
Porque detrás de cada política hay una hoja de cálculo, Red República sostiene su análisis desde el fundamento técnico.
— Matías Alzaga
Analista fiscal independiente
Colaborador permanente de Red República
