Después de semanas marcadas por la incertidumbre y el polvo, una lluvia significativa sorprendió al municipio de Jiménez durante la madrugada del lunes. Según reportes oficiales de Protección Civil, el pluviómetro marcó 22.3 milímetros, una cifra que, aunque modesta en comparación con años lluviosos, representa un parteaguas para el ánimo colectivo de la región.
El fenómeno no pasó desapercibido entre los productores del campo, quienes ven en esta precipitación la posibilidad real de iniciar con siembras de temporal. En un contexto donde la sequía ha obligado a postergar o cancelar ciclos agrícolas, cada milímetro de agua acumulada se traduce en esperanza.
Además del impacto agrícola, la lluvia también contribuyó a disminuir la temperatura ambiente y a levantar polvo acumulado en caminos rurales, mejorando las condiciones de salud respiratoria y visibilidad vial. A pesar de la intensidad registrada en ciertos tramos, Protección Civil confirmó que no se reportaron afectaciones estructurales ni personas lesionadas. El agua corrió con fuerza, pero sin incidentes mayores.
Este evento pluvial alimenta las expectativas de que la temporada de lluvias se consolide en las próximas semanas. También reabre la conversación sobre la urgencia de mejorar la infraestructura de captación, pues gran parte de la precipitación termina escurriendo sin ser aprovechada.
En medio de los desafíos económicos y climáticos que enfrenta el sur del estado, 22.3 milímetros no son solo una cifra meteorológica: son una señal de que todavía se puede sembrar, producir y resistir.
En Red República creemos que cuando el cielo responde, toca a los gobiernos y a los ciudadanos actuar con visión. Aprovechar la lluvia no es solo técnica: es voluntad política y sentido común rural.