En el radar de los nuevos modelos de negocio socialmente responsables, pocas historias conectan con tanta claridad propósito, estructura y rentabilidad como la de Daniela Jonguitud. Originaria de Torreón, Coahuila, y radicada actualmente entre San Francisco, Chihuahua y su ciudad natal, Jonguitud es fundadora y CEO de GereOM, una firma que está redefiniendo el mercado del envejecimiento en México y Estados Unidos bajo un enfoque que ella misma ha bautizado como geriatría consciente.
Lejos de partir de una red de capital preexistente, su historia arranca como la de muchos migrantes: con una maleta, una visión clara y un entorno que no siempre facilitaba emprender. Pero lo que comenzó como una preocupación personal sobre las condiciones en que envejecen las personas mayores, pronto se convirtió en un modelo de atención integral con potencial de escalamiento comercial en distintos países. Hoy, GereOM opera como una red de centros enfocados no en “cuidar” adultos mayores, sino en estimular su autonomía física, emocional, mental y social.
La estructura de negocios detrás de GereOM va mucho más allá de la atención asistencial. El modelo incluye programas personalizados de estimulación cognitiva, rutinas físicas adaptadas, nutrición funcional y —como punta de lanza— actividades artísticas y comunitarias como el evento que se realizará este 25 de julio en Chihuahua. Ahí, adultos mayores sin experiencia previa en arte participarán en un taller de pintura al aire libre, una estrategia que no solo tiene impacto terapéutico, sino también valor mediático, político y financiero.
El enfoque de Jonguitud es claro: dignificar el envejecimiento no es caridad, es visión de largo plazo. Y los inversionistas están comenzando a entenderlo. El mercado de servicios geriátricos con enfoque preventivo y experiencial crece cada año, tanto por el envejecimiento demográfico como por el cambio cultural que exige mayor calidad en los años finales de vida. GereOM se posiciona así en un nicho de alto crecimiento, con barreras de entrada moderadas, alta demanda latente y posibilidad de alianzas institucionales con gobiernos, aseguradoras y desarrolladores inmobiliarios.
Desde Chaginel, su empresa madre, Jonguitud coordina la expansión estratégica de GereOM bajo un esquema escalable: apertura de nuevas sedes, licenciamiento de programas, eventos de alto impacto y formación de talento geriátrico con enfoque consciente. Pero a pesar de su crecimiento, mantiene un rol activo y operativo. No delega la esencia. Conoce personalmente a sus usuarios, escucha sus historias y ajusta procesos en función de observaciones reales en campo.
En un país donde el envejecimiento es tratado como problema de salud pública o carga presupuestal, Jonguitud está demostrando que puede ser también una palanca de desarrollo económico. Su visión conecta con las nuevas expectativas de longevidad: personas mayores que no quieren ser apartadas, sino integradas; no quieren sobrevivir, sino seguir produciendo, creando, viviendo.
Desde Red República, consideramos el caso de Daniela Jonguitud como una muestra ejemplar de cómo un problema estructural —el envejecimiento— puede ser reconfigurado como una oportunidad empresarial con fundamento ético, impacto social y retorno económico. En la próxima década, los que sepan leer la economía gris, dominarán más que un mercado: habrán ganado una causa.