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Los Chapitos y la piratería de armas: la economía paralela que frena al México productivo

Un reportaje nacional reveló que Los Chapitos piratean armamento de Estados Unidos para equipar a sus sicarios. Más allá del impacto criminal evidente, este hecho describe la magnitud de un mercado ilegal que distorsiona la economía formal y genera costos invisibles para empresas y ciudadanos.

El tráfico y la piratería de armas crean un círculo vicioso. Por un lado, fortalecen al crimen organizado, que aumenta su capacidad de fuego. Por el otro, obligan a empresas y familias a destinar más recursos a seguridad privada, blindaje de transporte y seguros. Esto no solo encarece operaciones, también resta competitividad frente a países donde la seguridad no representa un gasto extraordinario.

De acuerdo con estimaciones de organismos internacionales, la violencia ligada al crimen organizado puede reducir hasta en 1.5% el crecimiento del PIB de México cada año. La piratería de armas es un componente directo de esa pérdida, pues multiplica la capacidad operativa de los grupos criminales.

El costo es tangible: mayor informalidad, fuga de capitales y menor interés de inversionistas internacionales. Ninguna empresa global decide instalarse en un territorio donde la violencia, alimentada por armas ilegales, amenaza la continuidad de sus operaciones.

La economía formal pierde dos veces: primero, por los recursos desviados al crimen, y segundo, por la desconfianza que este genera en los mercados.

Desde Red República afirmamos que la piratería de armas no solo es un asunto de seguridad nacional: es un impuesto invisible que paga la economía mexicana en empleos, inversión y crecimiento perdido.

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