El reciente bloqueo en el centro de Chihuahua por parte de maestros que exigieron tiempo completo mixto volvió a poner sobre la mesa el delicado equilibrio entre protesta social y dinamismo económico.
Durante varias horas, los maestros cerraron calles principales, lo que generó un colapso vial y afectaciones directas a comercios, oficinas y transporte. Para el sector restaurantero, la jornada representó pérdidas en consumo, pues clientes habituales evitaron acudir a la zona. Tiendas de ropa y servicios reportaron caídas de hasta 40% en sus ventas del día, mientras que trabajadores llegaron tarde o perdieron parte de su jornada laboral atrapados en el tráfico.
Cada hora de bloqueo significa millones en pérdidas para la economía urbana. Transportistas de mercancía sufren retrasos, repartidores pierden productividad y empresas enfrentan costos adicionales. Además, la imagen de una ciudad que se paraliza con frecuencia afecta la competitividad y envía señales negativas a inversionistas que buscan estabilidad para instalar proyectos.
El gobierno también absorbe un costo. Operativos de seguridad, cierres viales y negociaciones extraordinarias representan recursos que podrían destinarse a inversión productiva. La protesta, aunque legítima en su reclamo, se convierte en un freno económico que erosiona la confianza ciudadana.
El reto está en conciliar derechos: los maestros piden mejores condiciones, pero el comercio y la ciudadanía reclaman movilidad. Una solución de fondo debe integrar mesas de diálogo efectivas y esquemas que eviten la repetición de bloqueos que dañan a todos.
En Red República subrayamos que cada cierre en el centro no solo es un acto político: es una factura millonaria que paga la economía local en competitividad y confianza.
