El trágico fallecimiento del delantero portugués Diogo Jota, en un accidente automovilístico en España, no solo conmocionó al mundo del fútbol, sino que también impacta directamente en las finanzas del Liverpool FC. Jota, fichado por 45–50 millones de euros en 2020, había marcado 65 goles en 182 partidos, con un contrato valorado en aproximadamente 7 millones de dólares anuales y múltiples cláusulas por rendimiento.
Para el club, su muerte implica varias consecuencias:
- Activos amortizados: el valor residual contable de la ficha debe ajustarse por pérdida no prevista.
- Seguros e indemnizaciones: es probable que Liverpool reciba compensaciones por vida e invalidez.
- Derechos comerciales: pérdida de ingresos por merchandizing, participación en redes y eventos.
- Planificación deportiva: exigencia de fichajes de emergencia que implican alto capital y salarios.
- Mercado emergente: futura apertura para fichajes de valor similar, dado su reemplazo estratégico.
Además, su muerte resuena en el sector de inversiones deportivas y eSports: Jota poseía una red en ese rubro. El impacto mediático, unido al costo de reconstrucción deportiva, plantea desafíos financieros inmediatos al club y stakeholders.
En Red República sostenemos que el deporte también es activo inversión. Cuando un jugador estrella cae, se derrumba más que un algoritmo: se desmonta una estrategia económica.