El corazón de Chihuahua capital vivió horas de cierre y bloqueos debido a una protesta en apoyo a personas con discapacidad. Los manifestantes exigieron mayores apoyos gubernamentales y políticas públicas efectivas que garanticen inclusión en la vida social y económica de la ciudad. Aunque la movilización generó molestias inmediatas para comerciantes y transeúntes, también dejó un mensaje claro: la inclusión de las personas con discapacidad no es un tema asistencial, sino un reto estratégico para la economía local.
De acuerdo con cifras internacionales, más del 15% de la población mundial vive con algún tipo de discapacidad. Ignorar a este sector significa marginar a miles de consumidores, trabajadores y talentos potenciales. Por el contrario, integrarlos al mercado laboral y garantizar accesibilidad puede elevar la productividad de una ciudad y mejorar su competitividad frente a inversionistas.
En Chihuahua, el reto es evidente. Pocas empresas cuentan con programas de inclusión laboral y las barreras físicas en la infraestructura urbana siguen siendo una limitante para que este sector participe plenamente en la vida económica. La protesta puso sobre la mesa un debate incómodo: ¿qué tanto pierde la ciudad en crecimiento por no incorporar a este segmento?
Empresas con políticas de inclusión han demostrado beneficios claros: mejor reputación, innovación en procesos y fidelidad en el consumo. En un mercado donde la responsabilidad social pesa cada vez más en las decisiones de compra, dar un paso hacia la inclusión no es un lujo, sino una estrategia de negocios.
Los cierres en el centro fueron un recordatorio de que la accesibilidad y la igualdad no pueden seguir siendo pospuestas. Chihuahua tiene frente a sí la oportunidad de transformar la exigencia social en políticas públicas y empresariales que multipliquen oportunidades para todos.
En Red República enfatizamos que la inclusión no es gasto, sino inversión: cada persona con discapacidad integrada al mercado es un nuevo motor para la economía local.


