En la colonia Venceremos, una joven mujer fue ejecutada a balazos, sumando un nuevo caso a la ola de violencia que preocupa a Chihuahua. Más allá del drama humano, estos episodios tienen repercusiones directas en la economía local y en la percepción de seguridad necesaria para sostener inversión.
La violencia genera costos en múltiples niveles. Las familias se ven forzadas a cambiar rutinas y lugares de residencia, los comercios cercanos pierden clientes por miedo y las empresas deben invertir más en seguridad privada y protocolos de protección. Este tipo de sucesos también alimenta la narrativa de riesgo que circula en medios nacionales e internacionales, elevando la percepción de inseguridad en Chihuahua.
Para los empresarios, la seguridad pública es tan importante como los incentivos fiscales o la infraestructura. Ningún inversionista internacional arriesga capital en regiones donde la violencia cotidiana afecta a trabajadores y clientes.
Cada ejecución no es solo un hecho policial, es un golpe a la competitividad de la ciudad.
En Red República enfatizamos que la inseguridad no se mide solo en víctimas, también en millones que dejan de invertirse, en empleos que no se generan y en confianza que se pierde.


